<< Volver

(nota: es posible que algunas imágenes y/o enlaces no funcionen)

Los dominios del lobo
de David Gemmell

Esta crítica ha sido leída 7702 veces





Los dominios
del lobo,
de David Gemmell

Título original:
In the Realm
of the Wolf
(1992)

Portada:
Corominas

Traducción:
Estela Ponisio

Gigamesh, 2003

El autor en cyberdark.net

 

 

por Iván Fernández Balbuena (cebra), febrero 2004

LOS DOMINIOS DEL LOBO
O EL AGOTAMIENTO DE UNA FÓRMULA

   La decisión de la editorial Gigamesh, cuya fama y prestigio es bien conocida por todos, de publicar a un desconocido como David Gemmell es cuanto menos cuestionable. Básicamente porque estamos ante un autor con un nivel bastante inferior a los que esta colección nos tiene acostumbrados. No es que sea malo, el tipo tiene oficio y sabe cómo crear un producto digno. Pero de Gigamesh se espera algo más que un libro que huele a franquicia por todos lados.

   Waylander fue la presentación de la llamada Saga de Drenai y Los dominios del lobo es su continuación. Además de estos libros, la saga cuenta con otros nueve títulos, de los cuales dos acabarán publicándose a medio plazo (The First Chronicles of Druss the Legend y Hero in the Shadows). Visto lo visto, me pregunto hasta qué punto este plan es una buena idea y si no sería mejor volcar esos esfuerzos en otros autores mucho más interesantes como los Strugatski o Martin.

   Probablemente, el principal handicap de Gemmell sea su absoluta falta de originalidad. Al leer sus libros tenemos la sensación de que todo nos suena a ya leído y, lo que es más grave, que lo que antes nos gustaba ahora parece aburrido. Tenemos un héroe sombrío, siniestro y atormentado (Michael Moorcock los pintaba mejor); un Gremio de Asesinos que le persigue a muerte (¿No fue Fritz Leiber el que describía un interesante Gremio de Ladrones?); su hija, la única persona capaz de despertar su lado humano (Martin le da diez mil vueltas a la hora de describir sentimientos); brutalidad, violencia y torsos desnudos y musculosos (¡Anda, como Conan!); malignos dioses del submundo que exigen sacrificios humanos (los de Lovercraft daban más miedo); un maniqueísmo que roza el absurdo (desde luego Tolkien lo explicaba mejor); y la sensación de que quizás esto no sea el pasado sino un futuro lejano (igualito, igualito que Vance o Wolfe).

   Se me dirá que ya está todo inventado y que es tremendamente injusto comparar a Gemmell con semejante grupo de genios. Puede, pero con mimbres muy parecidos Negrete escribió La espada de fuego y el resultado no pudo ser más distinto. El español consiguió crear una novela viva y, a la postre, original, a pesar de contarnos una historia más que vista. Mientras, el británico sólo logra una pálida imitación.

   Y es que su falta de ideas le lleva a copiarse a sí mismo. Si comparamos Los dominios del lobo con su predecesora, Waylander (con la que comparte personajes y escenario) nos damos cuenta de que nos está contando lo mismo paso por paso. En las dos hay una serie de situaciones que se repiten: un reino, Drenai, a punto de ser conquistado por brutales enemigos; Waylander, el protagonista, como el único capaz de salvarlo, un ser brutal que sólo el amor de una mujer puede redimir; un asedio dramático que decidirá el futuro del mundo; un objeto mágico perdido que hay que conseguir a toda costa; un protagonista malvado que cambia de bando en el momento más oportuno; magos pacifistas que deciden sumarse a la lucha, son masacrados y sufren una crisis de conciencia. Y, para rematar, ambas se cierran con Waylander enfrentándose a muerte con el malo de turno.

   Si a todo ésto, además, unimos un estilo simple y directo que a veces roza lo infantil, unos diálogos torpes e irreales que a menudo producen sonrojo, especialmente cuando a alguien le da por ponerse sensible, y todos lo tópicos del género que uno se pueda imaginar trufados por el culto a lo políticamente correcto (camaradería masculina que las mujeres no entienden, espadachines más habilidosos que D’Artagnan, doncellas guerreras tan capaces como los hombres, bárbaros que resultan mas nobles y honorables que los supuestos civilizados, etc, etc), queda claro el desaguisado con el que nos vamos a encontrar.

   Leído todo lo anterior parece que el libro es una soberana porquería. Tampoco es eso. Repito que estamos ante un producto artesanal digno, sin mayores pretensiones y que seguro que gustará a mucha gente con menos lecturas a la espalda que servidor. Incluso tiene varias virtudes que no puedo menos que señalar, como su magnífico sentido del ritmo que hace que pases las hojas a toda velocidad y lo acabes en un suspiro (sus 300 paginas me duraron apenas una tarde). O la crudeza de algunas escenas, perfectas a la hora de describir las miserias y horrores de la guerra. De hecho, Los dominios del lobo es bastante mejor que Waylander, que tenía unos fallos de arquitectura narrativa realmente espeluznantes, aunque, al igual que el primer volumen de la saga, adolece de un final demasiado rápido y anticlimático.

   De hecho, si quisiera ser muy optimista, podría decir que Gemmell es, probablemente, el mejor heredero de Howard y su héroe Conan. Uno de los pocos que escriben un tipo de fantasía salvaje, sudorosa y tosca que en su día tuvo sus seguidores pero que no deja de tener un cierto olor a naftalina.

   Lo dicho, un producto anodino y sin mucha historia que en una franquicia sería toda una joya pero que entre los demás títulos de Gigamesh desentona igual que un chucho en una exposición canina.

 

© 2004 Iván Fernández Balbuena (cebra) para cYbErDaRk.NeT
Prohibida la reproducción sin permiso expreso del autor

 

2004-02-24 21:00   jtalent
Tampoco es una crítica mal hacia el libro. Al final se han dado unos pasecillos o una verónica, como quieran, pero le ha dado vuelta a la opinión para no dejar al cristiano tan mal. Entre la crítica del especialista y las opiniones insetradas hay un balance de opinión que me dice: Ni bueno ni malo, sino todo lo contrario.
2004-02-22 01:59   GarryLanier
Si es tan mala como la presentan mejor ni leerse el libro...Es raro que Gigamseh permita esos productos dentro de la calidad de su línea. Será por la plata digo yo.
2004-02-18 09:00   Waylander
Hola,

Para leerse "Los dominios del lobo" has de haberte leido antes Waylander el destructor. Pues ambas pertenecen al ciclo Drenai.

Yo he leido los dos libros, y he de decir que estoy bastante de acuerdo con Iván Fernandez, aunque yo no haya leido tantos libros de fantasía como él. De todas formas yo hago un extracto positivo de este libro, porque serguramente no será una saga que llegue nunca al nivel de Canción de Hielo y Fuego o la Espada Oscura, pero es sin duda "Los dominios del Lobo" un libro que engancha y que a veces sorprende con su cruda visión de la vida real, y eso es de agradecer.
Eso si, también he de decir que el primer libro "Waylander el destructor" es muy flojito y los diálogos entre personajes son muy limitados, a veces practicamente de monosílabos, pero es de lectura obligada para empezar a leer la saga del ciclo Drenai.
2004-02-17 18:44   db105
Artemis: ¿mas relacion con Martin que con Howard? No lo sé porque no he leído el libro, pero a juzgar por la descripción que hace Iván Fernández en su crítica no me parece que tenga nada que ver.
2004-02-17 18:01   artemis2


¿La fantasia heroica huele a naftalina y solo en su dia tubo seguidores? En fin, aparte de ese comentario no puedo estar mas de acuerdo con el autor del articulo, aunque yo le veo mas relacion con Martin que con Howard.
2004-02-17 17:09   db105
Vaya. Se agradece la ocasional crítica negativa, porque a veces da la sensación de que las críticas de libros están demasiado edulcoradas. Comprendo que cuesta poner mal públicamente a un libro, pero si fuésemos poco excépticos llegaríamos a creer que la mitad de novelas que salen son obras maestras.

Una cosa que no me ha quedado clara: siendo "Los dominios del lobo" la segunda parte de una saga, ¿es una historia completa o requiere de la lectura del anterior y posteriores volúmenes?