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Por Pau Martínez Medrano
Traducida por María Jesús Sánchez
Transcripción del inglés por Pilar Megías
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John Crowley y Pau Martínez Medrano |
Cuando me pidieron que entrevistara a John Crowley ni me lo creía.
Uno de los grandes de la literatura fantástica actual, uno de mis
autores favoritos, e iba a hablar con él. Acudí a la cita nervioso,
perdido, esperando... no sé qué demonios esperaba; pero logró
sorprenderme. Las fotos que había visto no reflejaban la afabilidad que
asomaba en su rostro, ni el buen humor con que acogió mis preguntas,
sonriendo en todo momento. Uno se espera de autores de esta talla que sean
pedantes, insufribles y creídos. Pero, tal y como lo hace por escrito,
Crowley destila humanidad. A lo largo de una hora fue hablando y hablando... y
me dejó con un recuerdo para toda la vida.
Para los que no lo conozcan, John Crowley ha escrito, entre otras,
Pequeño, Grande, Aegypto, Amor y sueño, Daemonomania,
El verano del pequeño San John y un par de recopilaciones de relatos
inolvidables. Es autor de una obra preñada de nostalgia y belleza, con un
estilo muy fluido pero, conceptualmente, algo denso.
Aquí tenéis la crónica de esta entrevista. Con lo que ha costado
transcribirla espero que la disfrutéis tanto como sus libros.
Pau Martínez Medrano
Teniendo en cuenta toda su obra se puede decir que usted es más un escritor
de novelas que de cuentos. ¿Por qué se ha prodigado tan poco en la extensión
corta cuando ha obtenido también muy buenos resultados?
No puedo decirte por qué no escribo historias cortas. Es sólo que no se me
ocurren muchas ideas para relatos. En la ciencia ficción hay un montón de
historias cortas realmente buenas. Los escritores escriben muchas. Les es
connatural. Creo que se debe a que se construyen en torno a una idea, así que
una vez has comprendido la idea no necesitas muchas páginas para desarrollarla.
Pero yo no escribo así. En este momento no escribo basándome en ideas.
¿Conoce al escritor que inventó Kurt Vonnegut, Kilgore Trout? Él podía resumir
los libros de Kilgore Trout en sus obras porque este escritor escribía una
gran historia en sólo dos párrafos. Estos libros se basaban en conceptos
y puedes contener toda una historia en ellos, de modo que no se necesita nada
más porque la historia es el concepto mismo. Pero yo no soy Kilgore Trout. Mis
ideas no son concisas, sino todo lo contrario, y tienden a extenderse. En muchos
casos escribo sobre gente. No son únicamente conceptos.
¿De dónde surge la necesidad de introducir elementos fantásticos en sus
historias y convertirlos en su núcleo?
(Reflexiona unos instantes) ¡No lo sé! (se ríe) Las ideas que se me ocurren son
así. El mundo que hay en los libros es uno y el mundo en que nosotros vivimos
otro. Los libros tienen elementos fantásticos que dejan claro que el mundo de
su interior es un mundo diferente. Creo que Madame Bovary y
Anna Karenina son también novelas de fantasía, porque sus mundos
realmente no están en el nuestro. No son mundos reales. Pero cuando introduces
la fantasía queda todavía más claro que dentro de los libros hay un mundo que
no es el nuestro.
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Antigüedades |
Muchas de sus narraciones, como los que aparecen en Antigüedades o
La Historia Secreta del Mundo, hablan de la añoranza de un pasado que
se ha perdido pero que podemos recuperar a través de un objeto, una presencia,...
¿Por qué le interesa tanto esta nostalgia de un tiempo pasado que fue o pudo
ser?
No puedo responderte tampoco a esto. Me estás preguntando por qué soy como
soy, por qué soy así. (Se ríe) Hay muchos, muchos personajes en mis libros
que intentan explorar un pasado escondido o perdido, y creo que Freud podría
tener una respuesta al por qué. (Se ríe) No creo que estuviera de acuerdo con
esta respuesta pero me consta que es posible que yo sienta, que pueda imaginar
la sensación de descubrir una Historia perdida. Para mí es una sensación muy
honda y profunda, y me gustaría poder captarla en mis personajes. No es que
esté menos interesado en la Historia que descubren, pero es cierto que me
interesa más lo que sienten, lo que les afecta. Creo que existen tales pasados
en la gente que hay que descubrir y creo que deben ser capaces de hacerlo.
¿Se siente como un nuevo romántico?
No, soy un viejo romántico (se ríe). Intento negarlo, pero soy más que un
Romántico... Provengo de una tradición literaria romántica, es cierto. Todas
mis lecturas tempranas fueron románticas: romanticismo inglés, Shelley,
Byron,... Pero lo siento de una manera literaria.
Hay varias referencias a la memoria en su obra: la aparición de Giordano
Bruno en La Historia Secreta del Mundo, el relato "Nieve", la creencia
de Falin de que los poemas para ser disfrutados deben ser memorizados,...
¿Por qué es tan importante la conservación de la memoria?
Bueno, creo que la narración depende de la memoria. Así que una vez más estoy
hablando sobre el mundo de la ficción. La narración se compone de memoria y
palabras; mis recuerdos del pasado, o la memoria que la civilización tiene
del tiempo pasado, o el recuerdo que tienen los personajes de lo que les ha
ocurrido. No puede realizarse a partir de ninguna otra cosa. No sé como puede
obtenerse una narración si no es desde la memoria.
Es como en La Historia Secreta, donde la mayoría de la gente realmente
no sólo intenta descubrir, sino recordar esta Historia Secreta. Creo que
Giordano Bruno en Aegypto y su uso del arte de la memoria es similar
al modo en que se escribe un libro o una novela, el modo de construirla.
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Pequeño, Grande |
Muchas veces en sus obras nos encontramos con "lo sobrenatural cotidiano" en
vez de grandes sucesos significativos. Podemos encontrar una magia y un misticismo
de todos los días. ¿De donde procede su interés por "lo oculto"?
Bien, todos nosotros vivimos en una realidad cotidiana compartida que no parece
contener esta especie de misterios y, al mismo tiempo, conforme vivimos vamos
siendo conscientes de que no conocemos todo y no podemos conocerlo. Si
personificas un misterio poniéndole un nombre en una historia, llámalo
fantasma o una pieza de magia procedente del pasado, lo que has hecho es
sugerir ese sentimiento. Intentas mostrar al mundo un sentimiento real de que
hay algo que no conocemos, que la vida contiene montones de misterios que nunca
llegaremos a conocer. Es una especie de símbolo de cómo nos sentimos todo el
tiempo. O al menos a lo largo de nuestras vidas.
En Traduciendo el cielo es la parte más sutil, hasta el extremo de que
diría que la mayoría de los lectores no piensan que está sucediendo algo
sobrenatural en el libro. Algunos lectores sí lo perciben, pero realmente
no queda claro si es un misterioso suceso sobrenatural el que tiene lugar
en la historia o no. Así es como aparece en mi libro y también es igual en
otra de mis series, la de Aegypto. Ésta está construida de otro modo
pero, a fin de cuentas, después de todo, tiene un ritmo que hace imposible
decidir si realmente ha llegado a suceder algo mágico.
¿Podría decir, en pocas palabras, qué papel juega en sus libros La
Historia Secreta del Mundo (1) ?
Una cosa que hago como escritor es intentar encontrar en la Historia y en
las historias que estudio una analogía de cómo me siento respecto al mundo.
Quiero decir, es lo que se supone que hacen los escritores. Así que cuando
escribí los libros de La Historia Secreta, esto surgió de todos esos
hechos y documentos históricos que descubrí. Especialmente en los libros de una
escritora inglesa, Frances Yates, que escribió sobre Giordano Bruno y el arte
de la memoria. Ella describe un mundo renacentista tan extraño que era incluso
más extraño que la mayoría de los otros planetas y de la ciencia ficción que
yo había leído en mi vida. Quería usar ese mundo como un vehículo para mis
opiniones. Y tuve la idea de que podía escribir un libro basado en el concepto
de que hubo un tiempo en que nuestro mundo y nuestra gente fueron distintos. Ya
sabes, que era realmente diferente y que evolucionó gradualmente hasta el mundo
que conocemos.
Así que en aquel entonces la alquimia funcionaba realmente. No ahora, pero
sí entonces. Y lo que hacen mis personajes es intentar descubrir en el pasado
algo que podría probar que hubo algún momento en que estos procesos mágicos, y
ese mundo, realmente existieron. El truco efectivo del libro –me encantan
los trucos, me gusta burlar a los lectores–, la clave, no es que las cosas
fueron así alguna vez y después cambiaron, y que ahora sólo son diferentes.
Más aún, parece como si siempre hubieran sido así y nunca hubieran podido ser
de otra manera. Entonces la magia existía, ahora no la hay y parece que nunca
la hubo. ¿Pudo existir la magia alguna vez? (Risas)
Éste es el motivo por el cual realmente es un mundo perdido.
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Amor y sueño |
Cuando comenzó a preparar Aegypto, ¿tenía ya un esquema prefijado de
lo que iba a ocurrir en los siguientes libros o simplemente ha ido escribiendo
los acontecimientos en función de la casa del Zodiaco que atravesase en cada
momento?
No puedo recordar ahora exactamente cuándo tuve la idea de las doce casas
zodiacales, pero fue creciendo. Originariamente fue un libro sólo, se convirtió
en dos y entonces la historia del mundo moderno fue una especie de suma en cadena
de cosas que deberían haberse comprendido en un número más pequeño de libros,
pero que terminó convirtiéndose en cuatro. Incluso cuando me decidí por el
esquema de las casas, nunca estuve seguro de que llegaría a completarlo. Hay
un pasaje, una escena en el primer libro, en la cual el profesor –un personaje
del libro– dice que hay muchas grandes obras de arte que nunca llegan a estar
terminadas. Y hay una especie de historia épica como The Faerie Queene
de Spencer, o Orlando furioso, u otras que nunca llegaron a
completarse, y las cuentas tal como debieron ser al final del tercer libro
de los doce en total, y dices que esto es todo lo que hay.
¿Qué disparó su interés por John Dee y Giordano Bruno?
Más bien hay que mirarlo desde otro punto de vista, ya que fue el hecho de
que los descubriera, en dos de los libros de Frances Yates, la señora de la
que le hablé antes, lo que me dio la idea para una Historia Secreta.
El primer libro que descubrí fue The Art of Memory, una
descripción de cómo en el Renacimiento hubo una especie de habilidad
memorística que les hacía supuestamente capaces de recordar grandes
cantidades de cosas. Cuando lees su libro te suena imposible, pero,
¿podría haber ocurrido así? La mente humana no trabaja de esa manera, no
puedes recordar cosas en esa medida. ¿Qué pasa entonces? Realmente es como
descubrir un mundo perdido.
¿Cuáles son sus principales influencias literarias?
Creo que el novelista que apreciaba más, cuando era joven, era Vladimir
Nabokov. Pero tanto como es posible en literatura, creo que es García Márquez,
especialmente el de Cien años de soledad. Quizás porque hizo que me
diera cuenta de cuántas cosas podían hacerse en la narrativa. En particular,
estos dos.
Otra influencia del mismo periodo es Joan Barth, un escritor americano,
no sé si conoce sus obras. Y Jorge Luis Borges, por crear cosas que sólo
pueden existir en el lenguaje. Te hace sentir que estas cosas pueden existir
en nuestro mundo, pero en realidad, sólo pueden existir en el lenguaje.
¿Conoce algo de literatura española o escrita en español? ¿Realismo
mágico?
Conozco principalmente escritores latinoamericanos a los que he leído: Borges,
Márquez, Jorge Amado. He leído a Cervantes, por supuesto, y a un poeta barroco
español, Góngora. El primer volumen de la serie de Aegypto realmente debería
haberse llamado Soledades y tiene un epigrama suyo.
Hay autores españoles que sé de siempre que tendría que haberlos leído. Creo
que tengo una especie de afinidad con Saramago, el escritor portugués afincado
en España, que es uno de los que debería haber leído y no lo he hecho.
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El verano del pequeño San John |
¿Qué queda de aquel escritor que comenzó su carrera con historias de ciencia
ficción como The Deep, Bestias o El verano del pequeño San
John?
Cuando empecé a escribir, al principio, no había leído realmente mucha ciencia
ficción y no entendía que estaba intentando escribir ciencia ficción. ¡Sólo pensaba
en las historias! Escribir ciencia ficción, cuando yo lo hice en mis primeros
libros, fue en ese momento en que pasaba en EE.UU por una especie de Edad de
Oro; al final de los sesenta y a comienzos de los setenta. Esto quería decir
que podías escribir cualquier cosa y verla publicada como ciencia ficción,
casi sin ningún criterio, con tal de que estuviera localizada en el futuro o en
otro planeta. Se podía escribir casi cualquier cosa, era una experiencia
liberadora.
Desde luego era una idea muy atractiva. Pero en realidad nunca llegué a
considerarme como un escritor de ciencia ficción. Ya sabe, no había leído mucha
a pesar de que la escribía. Una persona dijo una vez sobre mis novelas de
ciencia ficción que parecían estar escritas por alguien que había oído hablar
de ella pero que no había leído mucho. Lo cual era verdad en aquel momento.
Al mismo tiempo, el apoyo, el cariño y la admiración que recibí de los lectores
de fantasía y ciencia ficción han sido la cosa más importante en mi carrera
literaria, porque han leído los libros una y otra vez, han hecho que se reimpriman,
y los han comprado todos, lo cual es maravilloso. Verdaderamente maravilloso.
Es algo por lo que siempre les estaré agradecido.
Christa Malone, la protagonista de Traduciendo el cielo, tiene
veinte años en su novela, la misma edad que usted tenía cuando la crisis de los
misiles, el pánico nuclear y la muerte de Kennedy. ¿Han influido los recuerdos
que usted tiene de la época en la génesis del personaje?
Definitivamente, sí. Christa Malone alberga en sí misma un montón de
experiencias que yo tuve. Se supone que es una obra autobiográfica tanto como
este tipo de libros pueden serlo. No hay un Falin similar en mi vida, él sí es
una creación. No me interesa la literatura rusa, pero sí soy esa clase de
persona.
Por ejemplo, el viaje que Christa Malone hace al final del libro, al norte,
desde la universidad hasta una ciudad donde uno de sus amigos está representando
Camelot, y oyen en la radio que Kennedy ha sido asesinado, es exactamente lo
que me sucedió a mí. El amigo era un hombre, no una mujer. Ésta es la verdadera
historia, lo que ocurrió y el modo como me enteré que lo habían asesinado.
Un amigo mío que estuvo en la facultad conmigo en aquellos momentos, cuando
leyó mi libro me dijo que le daba la sensación de una cierta irrealidad, porque
ella parecía tan ingenua. Era tan inocente acerca del sexo, el alcohol, la
política y todo en el mundo, y tan erudita en cuanto a la literatura que le
hacía parecer irreal. Sin embargo me dijo que lo que se lo hacía creíble
era el hecho de que era mi mismo caso. Yo era así de inocente y de entendido
en literatura.
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John Crowley |
Actualmente usted enseña en la Universidad de Yale ficción utópica, escritura
creativa, y guiones. ¿Le gusta enseñar? ¿Es usted una especie de Pierce Moffet
para sus estudiantes?
No, él no tiene relación conmigo. Yo enseño escritura creativa. No intento
enseñar asignaturas. No tengo ninguna licenciatura. Ni siquiera tengo una
diplomatura. Sólo me he convertido en profesor en los últimos diez años, nunca
lo fui antes. Ni siquiera creo que lo sea ahora, realmente. Y la escritura
creativa no es algo que pueda ser enseñado. Me gusta escuchar a la gente
joven y me encanta leer lo que escriben. Soy un ser privilegiado por poder
enseñarles.
(1) La Historia Secreta del Mundo es una novela formada por
cuatro partes: Aegypto, Amor y Sueño, Daemonomanía y
un cuarto volumen que todavía no ha aparecido.
Excepcional reflexión sobre lo que separa a John Crowley del reconocimiento
literario, a partir de un análisis de sus libros de La Historia Secreta
del Mundo. Aporta muchas claves para comprender lo que ocurre en ellos
(en inglés). http://www.bostonreview.net/BR25.6/hynes.html
Bibliografía en Cyberdark.net:
http://www.cyberdark.net/autores.php3?cod=161
Narraciones originales en Cyberdark.net:
http://www.cyberdark.net/lisautnov.php?cod=161
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