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por Francisco Javier Esteban (Sisko) y Enric Quílez (Yarhel)
[ Reseña: Cronopaisajes ]
[ El viaje en el tiempo en la cf ]
[ El futuro: ese país desconocido ]
[ Películas de viajes en el tiempo ]
[ El viaje en el tiempo y el rol: una aproximación ]
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Máquina del Tiempo |
Tanto el cine como la televisión han tratado en innumerables
ocasiones el viaje en el tiempo. Aun así lo han hecho menos que en la literatura
y su tratamiento no siempre ha sido notable, aunque bien es cierto que nos han dejado
imágenes imborrables que forman ya parte de nuestro acervo cultural. Éste es el caso
de la victoriana máquina del tiempo de Wells, el vórtice de energía azul-verdoso de
El final de la cuenta atrás o, ¿por qué no?, el coche de Regreso al
futuro.
El cine, con un lenguaje sustancialmente diferente al de los
libros, se ha centrado en los aspectos más espectaculares del viaje, ya sea
mostrándonos fantásticas máquinas o fenómenos temporales, transportándonos a
realidades alternativas, al pasado remoto o a un futuro sorprendente.
Comentar todas las películas y series de televisión que han
tocado la temática del viaje temporal de manera exhaustiva resultaría tedioso e
inabarcable para las posibilidades de Cyberdark.net. Nos centraremos, pues, en algunas
muestras que hemos considerado representativas, aunque tal vez no sean siempre grandes
obras maestras. De hecho, algunas de ellas dejan bastante que desear
cinematográficamente. Pero en el mundo del cine, y más concretamente en el cine de
ciencia ficción, no se puede tener todo.
Empezando por el principio
Empezaremos por el mismo lugar en que se suele hacer en
literatura. El tiempo en sus manos (The Time Machine, 1960) es una
adaptación de la conocida novela La máquina del tiempo de H. G. Wells. La
acción empieza el 5 de enero de enero de 1900 en una cena de amigos. George, el
protagonista, se presenta en un estado poco normal y empieza a contar a sus invitados
las aventuras que ha experimentado al viajar por el tiempo en una máquina de su
invención. Según se puede observar, en la máquina hay un cartel que pone
Manufactured by H. G. Wells, por lo que aunque no se diga explícitamente, se
presupone que el protagonista de la película, George, es el propio Herbert George
Wells.
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The Time Machine |
George viaja desde la época victoriana en la que vive hacia un
futuro lejano. Durante el trayecto se detiene en varias ocasiones, destacando las
paradas en las tres guerras mundiales sufridas durante el siglo XX, las dos que
conocemos y una tercera situada en el año 1966, de efectos catastróficos para la
Humanidad. El trayecto acaba en el año 802701, donde se encuentra que la especie
humana ha evolucionado de manera insospechada. Por una parte existen unos seres
muy parecidos a los humanos actuales, los Elois, que viven la vida de una forma
totalmente inconsciente y despreocupada, en una sociedad sin leyes ni gobierno.
Por otra parte están los Morlocks, humanos de apariencia monstruosa que viven en
el subsuelo y cuya dieta básica consiste en Elois.
La película, al igual que el libro, puede considerarse como
una crítica a la sociedad victoriana de finales del S. XIX, donde en sus extremos
encontramos la aristocracia y la clase trabajadora. La primera es considerada como
la clase superior dado su mayor nivel de cultura y riquezas, que aprovechan para
disfrutar de una vida relativamente ociosa y despreocupada. En cambio la clase
inferior la forman los obreros embrutecidos por pésimas condiciones laborales e
interminables jornadas de sol a sol.
Para destacar dicha estructura, la historia invierte los
roles sociales. Los Elois son el resultado de la evolución de la clase ociosa,
la cual ha perdido su cultura e inteligencia y ha pasado a ser la clase inferior,
simple ganado para los Morlocks. Por otra parte los Morlocks son fruto de la
evolución de la clase trabajadora, que pese a que ha aumentado su embrutecimiento
y han adquirido una forma monstruosa, ahora son la clase superior pues están en
la cúspide de la cadena alimentaria. Pese a esta inversión, George simpatiza de
inmediato con los Elois pues pese a ser bastante simples se asemejan a los humanos
actuales y carecen por completo de la maldad que caracteriza a los Morlocks.
Finalmente, merece una mención especial el diseño de la
máquina del tiempo, perfectamente adaptado a la estética de la Inglaterra
victoriana, y en general todos los decorados y efectos especiales de la película,
que fueron premiados con un Oscar.
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La máquina del tiempo (2.002) |
Siguiendo con la moda, el clásico ha sido revisitado.
La máquina del tiempo (The Time Machine, 2002), más que una nueva
adaptación del clásico de Wells, es un remake de El tiempo en sus
manos en la línea de las preocupaciones y preferencias de nuestra época.
El profesor Alexander Hartdegen, un científico de la época
victoriana, inventa una máquina del tiempo y tras la muerte de su prometida
viaja al pasado para intentar cambiar dicho suceso. Pero tras varios intentos se
da cuenta que haga lo que haga no puede impedir su muerte. Para evitar el doloroso
recuerdo de su amada decide utilizar la máquina del tiempo para viajar hacia el
futuro.
Alexander realiza un trayecto parecido al realizado por
George en El tiempo en sus manos, pero con una diferencia significativa.
Si en la primera película la Tercera Guerra Mundial suponía un hecho catastrófico
para la humanidad, en esta película es el uso insensato y codicioso de la
tecnología lo que provoca un desastre natural de consecuencias equiparables.
Parece que el miedo a la guerra ha sido sustituido por el terror al uso
descontrolado de la tecnología, mucho más al gusto de una sociedad como la
nuestra aquejada por desastres ecológicos, superpoblación y heredera de la
era atómica.
El final del viaje también lleva al protagonista a un
mundo habitado por Elois y Morlocks. Pero esta vez el argumento se distancia
bastante de la idea original de la novela. Los Elois no se nos presentan
ahora como unos seres indolentes y poco inteligentes, sino como un grupo
multiétnico que vive en armonía con la naturaleza y que evita a los Morlocks
viviendo en edificios construidos en zonas acantiladas. Sin lugar a dudas los
Elois corresponden a los humanos actuales que han sufrido un proceso evolutivo
que les ha despojado de nuestros aspectos negativos.
En cambio los Morlocks siguen apareciendo como los malos
de la película. Son los descendientes de aquellos que provocaron la catástrofe
ecológica que asoló el planeta y que tras el incidente se refugiaron bajo tierra.
La evolución les ha exagerado los aspectos agresivos y destructivos, y para
no desentonar, su apariencia es monstruosa y terrible.
Personalmente, nos quedamos con la película original
antes que con el remake, entre otras cosas porque ha convertido en
maniqueísmo lo que en el original era una crítica a la sociedad de finales del
Siglo XIX. Aunque ya se sabe que con esto de las adaptaciones, uno nunca sabe
cómo juzgarlas.
Otra película que utiliza la idea de la máquina del tiempo
de Wells es Los pasajeros del tiempo (Time After Time, 1979),
también conocida como Escape al futuro. En ella Jack el Destripador va
a parar al laboratorio de H. G. Wells, donde utiliza la máquina del tiempo para
huir de sus perseguidores, cosa que explicaría su enigmática desaparición. Cuando
Wells recupera la máquina se da cuenta que Jack ha viajado al futuro y decide
perseguirlo. El trayecto le llevará hasta una alocada ciudad de Los Angeles del
año 1979, donde Jack el Destripador parece sentirse muy a gusto con la violencia
que encuentra allí.
Con este argumento no se puede esperar nada del otro jueves,
pero tiene su gracia observar cómo se mezclan dos tradiciones con tanto predicamento
en los últimos años, tales como la inclusión en una misma historia de dos personajes
ficticios coetáneos, tan querida por el steampunk, y las historias de
asesinos en serie.
Arrepentíos y haced penitencia porque el fin del mundo se acerca
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Doce Monos |
Muchas son las películas que han entroncado con la novela de
catástrofes y que describen un futuro apocalíptico. Doce Monos (Twelve
Monkeys, 1995) nos muestra un futuro próximo donde la sociedad está condenada a
vivir en el subsuelo debido a un virus letal que contamina la superficie e impide la
vida humana. Pero en cambio no afecta a los animales que recuperan así los espacios
perdidos. Esta sociedad, en aras de la supervivencia en un medio de escasos recursos,
prioriza al grupo por encima del individuo y por lo tanto un individuo puede ser
sacrificado por el bien común.
En este contexto el recluso James Cole es enviado al pasado
para investigar el origen del misterioso virus. Antes del viaje queda claro que el
pasado no puede ser cambiado, pero sí que puede ser utilizado para descubrir
información que permita mejorar el presente. En el caso del protagonista, con la
intención de crear una vacuna contra la enfermedad. Pero al llegar a los años 90
es confundido con un demente e internado en un manicomio. Una psiquiatra del
centro creerá en las apocalípticas explicaciones de Cole y le ayudará en su
búsqueda. Las primeras investigaciones les conducirán a un grupo de fanáticos
ecologistas autodenominado Doce Monos, interesados realizar actos reinvicativos.
La película, de carácter bastante pesimista, logra transmitir
la sensación de peligro que supone el uso alocado de la biotecnología por algunas
personas aparentemente cuerdas. Pese a que desde el inicio sabemos que el viaje de
Cole es exploratorio y que el pasado no se puede cambiar, a medida que la investigación
avanza surgen esperanzas de descubrir el origen del virus y poder así evitar su
propagación. Pero el final de la película, con sorpresa incluida, se encarga de
dejar las cosas en su sitio. Si jugamos con fuego seguro que nos quemamos.
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Millennium |
Otras, como Millennium (Millenium, 1989), basada en el relato de John Varley "Incursión
aérea", nos describen un mundo no muy alejado de nuestra época en el
que problemas ambientales y guerras bacteriológicas lo han convertido en una pesadilla,
con la Humanidad esterilizada y convertida en poco menos que cadáveres andantes. Para
tratar de sobrevivir, los humanos viajan al pasado a aviones que tendrán accidentes
aéreos de los que no quedarán supervivientes, para rescatarlos y llevarlos al futuro,
a fin de darle una nueva oportunidad a la especie. La película es algo menos
tenebrosa que el relato y nos habla de una posible esperanza dentro del horror. Se
trata de un argumento verdaderamente original ya que los accidentes aéreos son la
única manera de transportar humanos al futuro sin alterar el pasado, cosa que de
producirse generaría un terrible cronoseísmo que acabaría con todo.
Es una pena que Millennium no tuviese mayor presupuesto:
hasta podría haber sido una gran película, ya que el argumento es de lo más sugerente
y original (aquí Varley tuvo un día inspirado). Pero no acaba de funcionar. Tal vez
Kristofferson no sea el actor más indicado para el papel (baste recordar su papel
en el remake de El planeta de los simios o en la tenebrosa serie
Amerika) y el final ("esto no es el final, sólo es el principio") parece
sacado de una película de serie Z.
También en El experimento Filadelfia 2 (Philadelphia Experiment II, 1993) se describe un mundo
terrible, uno en el que los nazis han ganado la II Guerra Mundial debido a que un bucle
temporal les ha permitido capturar un avión moderno de combate, dotado con armamento
nuclear, y bombardear los Estados Unidos, poniendo fin a la guerra. Se trata de una
película bastante lúgubre, con un cierto toque a lo 1984 y que poco tiene que
ver con la película homónima y supuesta primera parte El experimento Filadelfia.
Turismo de catástrofes
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Máxima tensión |
Si bien la literatura ha tocado el tema de viajar por el tiempo con
fines turísticos, una de las películas más originales en este aspecto es Máxima tensión
(The Time Shifters, 1999). Se trata de una tv-movie que destaca por sus
efectos especiales y por un reparto poco común. La película arranca cuando un periodista
que investiga grandes desastres, como el hundimiento del Titanic o el incendio del zeppelin
Hindenburg, descubre un hecho insólito: en las fotografías tomadas antes de las catástrofes
aparece siempre el mismo pasajero, hecho de por sí bastante improbable. Es curioso porque
este nexo fotográfico, aunque con un tratamiento diferente, también se da en Doce
Monos.
La cosa se complica cuando el misterioso personaje aparece en
nuestra época, presagiando nuevos desastres. Pronto descubrimos que dicho personaje
es un turista temporal proveniente del futuro, interesado en experimentar los desastres
en los que perecieron muchas personas. El turista puede contemplar el desastre desde dentro
y cuando la situación se vuelve demasiado peligrosa, utiliza una máquina del tiempo portátil
para volver a su época. Pero el periodista se ve implicado en la trama y decide impedir
que las catástrofes vuelvan a suceder, alterando así el curso de la historia de manera
imprevisible.
La película incide en los aspectos comerciales y macabros que podría
tener el uso descontrolado de la tecnología temporal. Nos muestra que ante una nueva
tecnología la Humanidad siempre suele inventar las peores maneras de utilizarla para
provecho de unos pocos. Tal vez esto pueda parecer ciencia ficción, pero cuentan las
malas lenguas que durante los bombardeos en la guerra civil que asoló Yugoslavia, se
organizaron viajes desde Alemania para poderlos contemplar, desde una prudencial distancia,
claro. Y es que la realidad siempre supera a la ficción...
Todo tipo de fenómenos
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El final de la cuenta atrás |
No todos los viajes en el tiempo se producen voluntariamente ni
tiene por qué existir una máquina del tiempo. Algunos de ellos se producen a causa de
fenómenos inexplicables o accidentes catastróficos. En el caso de El final de la
cuenta atrás (The Final Countdown, 1980) el portaaviones norteamericano Nimitz se ve sorprendido por una
extraña tormenta tras zarpar del puerto de Pearl Harbour. Cuando ésta amaina, la
tripulación se da cuenta que han retrocedido en el tiempo hasta la II Guerra Mundial,
unos días antes del ataque japonés a la base americana. La cuestión que se le plantea
a la tripulación es si tienen que intervenir o no en el desarrollo de la guerra,
teniendo en cuenta que posiblemente el fenómeno que les hizo viajar en el tiempo tal
vez no se repita.
Como elemento característico podemos señalar la tormenta con
forma de vórtice de energía azul-verdoso que transporta al portaaviones por el tiempo.
Es un efecto especial que hoy en día no nos dice gran cosa pero que en su época impactó
bastante, e incluso sirvió de inspiración para crear otros efectos especiales que
mostraban "fenómenos extraños". También destaca el Nimitz como un enorme plató
cinematográfico en el que vemos detallados muchos aspectos de su funcionamiento
interno. De hecho parece una película patrocinada por la armada americana, cosa que
desde luego no tendría nada de raro.
Cinematográficamente, deja bastante que desear a pesar de
tener algún actor de peso en el reparto, no haber sido precisamente una película con
bajo presupuesto y mostrar buenos efectos especiales. Hace aguas argumentalmente
por todas partes. Se llevan el portaaviones al pasado para no hacer prácticamente
nada y volver tal cual; los japoneses son malos, malísimos; la historia de amor
no hay por donde cogerla y es más increíble que el vórtice temporal;... Afortunadamente,
el actor principal, el Nimitz, hace bien su papel y nos muestra todo su carácter en
acción. Quien no se consuela...
Otra película en la que aparece un barco de guerra es El
experimento Filadelfia (The Philadelphia Experiment, 1984). En el año 1943 la marina de los Estados Unidos realiza
unos experimentos para volver invisible al radar el navío Eldridge. Pero el
experimento se descontrola y el barco desaparece en un agujero espacio temporal. Dos
marineros saltan por la borda y atraviesan una brecha que les lleva al futuro, en
concreto al año 1984. El interés de la película reside en que juega con el
shock cultural que sufren unos marineros del año 1943, obligados de repente
a tratar con las costumbres del 1984. Porque si nos ponemos a hablar de
las dotes interpretativas de Michael Paré, mejor nos callamos.
Como curiosidad, el experimento Filadelfia es algo más que
una película. Según los fanáticos de las pseudo-ciencias, dicho experimento tuvo
lugar realmente y no queda muy claro qué sucedió. Probablemente deben guardar
los pedacitos en el Area 51, junto a la nave de Roswell. En fin...
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El planeta de los simios |
Pero tal vez la película más emblemática que trata sobre el
tema de los fenómenos temporales es El planeta de los simios (Planet of the Apes, 1968). En ella un
grupo de astronautas despiertan de la hibernación cuando su nave se estrella contra
la superficie de un planeta desconocido. Cuando investigan los alrededores de la nave
descubren que el planeta es muy diferente a su Tierra natal: la civilización está
en manos de simios que poseen una inteligencia muy parecida a la de los astronautas.
En cambio los seres que aparentan ser humanos son criaturas salvajes que no poseen la
capacidad de hablar y son utilizados como mano de obra esclava.
Los simios consideran que unos humanos con capacidades habladoras
y tecnológicas pueden cuestionar la situación de esclavitud a la que somenten al resto
de ellos, lo que inicia el conflicto. Por ello la película es una dura crítica a la
sociedad americana de finales de los años 60, todavía convulsionada por problemas de
racismo. Además dos elementos adicionales hacen de esta película un clásico de la
ciencia ficción. El primero es que posee uno de los mejores finales que se recuerdan
en la historia del cine, que nos revela indirectamente que la nave estrellada ha
sufrido un viaje temporal accidental. El segundo es la extraordinaria caracterización
de los simios, mostrados como unos seres muy naturales y creíbles.
El moderno remake de esta película tiene un argumento
similar, aunque parece enfocada a un público intelectualmente menos exigente. El
protagonista no es precisamente un actor shakespeariano, sino Mark Wahlberg (sí,
el de los calzoncillos Calvin Klein, ése, ése), y la historia termina siendo uno
de esos films con efectos especiales y batallitas. Aun así está muy bien
realizada, es entretenida y plantea la misma sensación de desconcierto temporal
que la primera, aunque el final no tiene nada que ver con la gloriosa conclusión de
la anterior. Además, mientras que en la primera podemos ver un enfrentamiento entre
las posturas de los científicos pacifistas y los militares, en ésta quienes se
enfrentan son los simios evolucionados contra -tachán, tachán- un intrépido
oficial de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos (pueden poner el himno, si
lo desean).
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Atrapado en el tiempo |
Existen también fenómenos extraños, casi de carácter mágico,
que pueden poner a una persona en situaciones peculiares. Este es el caso de
Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, 1993), protagonizada por
Bill Murray y Andie McDowell. En ella el protagonista, un meteorólogo descreído y
cínico que parece incapaz de ser amable con nadie, queda atrapado en un bucle
temporal repitiendo cada día lo mismo en un pintoresco pueblo en que celebran una
peculiar fiesta conocida como El día de la marmota. La película tiene
momentos verdaderamente divertidos y se postula como una de las mejores comedias
románticas rodadas en los últimos años, inteligente y llena de buenos momentos.
¿Qué haríamos nosotros en su situación, si cada día fuese exactamente igual que el
siguiente? Así, va pasando por todo tipo de fases: de aprendizaje, de ligue, de
depresión, de gamberrismo... ¿Cómo romper el ciclo?
¿Se puede cambiar el pasado?
Si tuviésemos una máquina del tiempo a nuestra disposición,
la tentación de utilizarla para conseguir nuestros fines sería muy fuerte. Pero
no siempre cualquier cambio es posible ni deseable. Por ejemplo en Timecop
(Timecop, 1994) se plantea el hecho de un viaje temporal que alterase un evento fundamental de la
historia, por ejemplo viajar al pasado para asesinar a Hitler provocaría un
cronoseísmo que podría acabar con la realidad. Para evitarlo los policías del
tiempo se encargan de impedir que nadie altere el pasado, tenga o no buenas
intenciones. Pero las cosas se complican cuando alguien comienza a viajar al pasado
con intenciones siniestras, realizando pequeños cambios para su propio beneficio.
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Time Cop |
Timecop, además de ser una película de aventuras
bastante entretenida con unos efectos especiales aceptables, tiene elementos
remarcables. Hace pensar (cosa no muy de moda hoy día) y presenta notablemente el
tema de las paradojas. Describe una sociedad acorde con el uso de la máquina
temporal, que hasta tiene un sistema de justicia ultrarápida que ya nos gustaría
disfrutar a nosotros. Incluso hay una escena que recuerda maravillosamente al
cuento "Ruido atronador", de Ray Bradbury, de quien parecen haber tomado una parte
del hilo argumental. Pero lo más sorprendente de todo es que el actor principal,
Jean-Claude van Damme ¡hasta actúa moderadamente bien! No se limita a dar puñetazos
y pataditas, sino que tiene una interpretación bastante aceptable. Vaya, que no
parece él mismo y eso siempre es de reseñar.
Otra cuestión interesante sobre el viaje temporal al pasado
es si los cambios realizados alterarían sustancialmente el curso de la historia.
Este aspecto se explora en Terminator (The Terminator, 1984)
donde las máquinas lideradas por
una supercomputadora iniciarán una revolución que pretende la aniquilación total de
la raza humana. Pero finalmente no tienen éxito pues John Connor dirigirá la
resistencia que les pondrá en jaque. Las máquinas, como último recurso, enviarán a un
cyborg asesino al pasado con la intención de matar la madre de Connor y evitar
así su nacimiento. Por otra parte la resistencia humana enviará a un soldado humano que
deberá detener al terminator.
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Terminator |
El guión de la película combina con inteligencia dos elementos
clásicos de la ciencia ficción: los viajes en el tiempo y las máquinas que se rebelan
contra sus constructores. Durante el desarrollo de la película se desarrolla una
interesante paradoja temporal: con el envío del terminator al pasado las
máquinas, más que prevenir la creación de la resistencia humana, la están fomentando de
una manera que no sospechan.
Pese a disponer de un presupuesto modesto, los efectos especiales
tiene una calidad innegable y están muy bien dosificados durante el desarrollo de la
historia. El éxito de la película ha animado a la creación de dos secuelas en las que
los efectos especiales son mucho más espectaculares y hay más acción, pero en cambio
se pierde la fuerza del guión original.
Por ejemplo en Terminator 2 (Terminator 2: Judgment Day, 1991)
se repite el mismo esquema de
la primera: las máquinas envían a un cyborg al pasado con la intención de
matar a un adolescente John Connor y la resistencia humana envía a su agente para
protegerle. La diferencia con la primera película es que el primer cyborg es
ahora un robot mucho más evolucionado que puede transformarse a voluntad mientras que
el segundo cyborg es un antiguo terminator reprogramado por la
resistencia.
Finalmente en Terminator 3 (Terminator 3: Rise of the Machines, 2003)
también sigue la trama de
la anterior: un cyborg supersofisticado es enviado al pasado para eliminar a
John Connor mientras que la resistencia humana vuelve a enviar otro antiguo
terminator reprogramado. Pero pese a ser una película de acción pura tiene algo
más de trasfondo que la segunda parte, incluida una sorpresa final. Se nos plantea
la duda de si el futuro puede cambiarse pues el día del juicio final ya ha pasado
sin que se produjese ninguna rebelión de las máquinas. Pero la llegada de los
cyborgs nos informa de un futuro que se resiste a cambiar.
En cualquier caso, para los interesados en estas películas,
no problemo: existe en Cyberdark
una reseña
excelente al respecto.
Regresando al futuro
Regreso al Futuro inició una de esas sagas tan
en boga desde los 80, destinadas a explotar hasta la saciedad una buena (o mala)
idea, utilizando el clásico recurso de: "si les gustó la primera, igual pican con
la segunda y después ya se habrá convertido un clásico".
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Regreso al Futuro |
En Regreso al futuro (Back to the Future, 1985),
Marty McFly es un adolescente americano de los años 80 (Michael J. Fox) cargado
de problemas: una familia disfuncional y una marcada trayectoria de no triunfar
en nada. Su mejor amigo, Doc Brown (Christopher Lloyd), es un científico chiflado
(¿qué original, no?) que ha inventado y construido una máquina del tiempo utilizando
como estructura un coche DeLorean. Doc consigue de fuentes nada fiables el plutonio
necesario para hacer funcionar la máquina y cuando está mostrando el coche a Marty,
unos asesinos intentan matarlos. McFly huye con el DeLorean pero se ve transportado
al año 1955 y sin posibilidad de regresar al haber consumido todo el combustible
durante el trayecto. Para acabar de empeorar las cosas se encuentra con sus futuros
padres antes de que se conociesen, y su madre se enamora de él y no de su padre,
por lo que la propia existencia de Marty corre peligro. Pero la fecha de 1955 no es
casual: Doc quería visitar el año en que concibió por primera vez la máquina del
tiempo. Marty visitará al joven científico para que le ayude a regresar, a la vez
que intenta recomponer la relación entre sus progenitores para garantizar su
existencia.
Si bien no deja de ser una entretenida película de aventuras,
alcanzó una fama notable en su época debido a elementos como un actor conocido con
cara de niño bueno, un Christopher Lloyd que tampoco es ningún desconocido con una
sospechosa caracterización a lo Albert Einstein, una idea original (aunque algo
manida), viaje a una época idealizada en la sociedad americana y unos cuantos guiños
humorísticos de esos que tanto gustan.
Posteriormente se realizaron dos secuelas más repitiendo los
mismos esquemas e ideas. En Regreso al futuro II (Back to the Future Part II,
1989), Marty y Doc viajan al año 2015 para resolver algunos problemas familiares,
pero el malvado de turno les roba la máquina del tiempo para cambiar el pasado en su
propio beneficio. En Regreso al futuro III (Back to the Future Part III, 1990),
Marty deberá viajar hasta el año 1885 para salvar a su amigo Doc que ha quedado
atrapado en la época del salvaje oeste americano.
Tal vez lo que más se recuerda de las películas sea el coche
DeLorean como máquina del tiempo, aderezado con un poco de jerga "científica", con
unos cuantos conversores de fluzo de guarnición.
Star Trek
Sin duda alguna Star Trek ha sido la serie de ciencia ficción
más famosa y vista a día de hoy en todo el mundo. Sus múltiples secuelas y su paso
a la pantalla grande, así como el enorme volumen económico que ha generado su
merchandising, lo corroboran.
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Star Trek IV |
Star Trek ha tocado el viaje en el tiempo en innumerables
ocasiones. En el cine han sido hasta tres las películas que lo han tratado. En
Star Trek IV: Misión salvar la Tierra (Star Trek IV: The Voyage Home, 1986), la tripulación del Enterprise debe retroceder
hasta finales del siglo XX a fin de rescatar un par de ejemplares de ballenas,
extintas en su época, cosa que resulta de la mayor importancia para la Tierra del
futuro. Se trata de una película peculiar, llena de guiños hacia películas anteriores
y que se cachondea notablemente del siglo XX en muchos de sus aspectos cotidianos, así
como de la política de guerra fría aún existente en Estados Unidos cuando se rodó
la película. La escena de Chekov (un ruso) y Uhura (una negra) preguntándole a un
policía (americano) cómo llegar a un portaviones (nuclear) es memorable...
En Star Trek VII: La próxima generación (Star Trek VII: Generations, 1994), un extraño fenómeno
temporal denominado Nexus permite conectar diferentes épocas de una manera
insospechada: los seres que acaban en él quedan atrapados en un estado podríamos
decir de "gracia", separados del Universo en un mundo idílico que es justamente
aquél en el que ellos desearían vivir. No es una película excelente, ya que fue
más bien concebida como un nexo de unión entre la tripulación de la serie original
y la de la Nueva Generación. Aun así tiene una escena inicial extraordinariamente
original, los efectos especiales son muy buenos y los actores principales (Patrick
Stewart, Brent Spinner, William Shatner, Malcolm McDowell y Whoopi Goldberg) están
bastante inspirados en sus papeles.
No obstante, uno se plantea: ¿quién desearía abandonar el
Nexus? ¿Quién no se quedaría en su Shangri-La particular, un sitio en donde se es
eternamente feliz, donde nunca se envejece y donde no existen los problemas?
¿Quiénes abandonan el Nexus? Naturalmente, dos obstinados capitanes de la Flota
Estelar para quienes el deber es su primera obligación. No es muy creíble, pero
parece que algo le ponen a las fibras de las que están tejidos los uniformes
de la Flota, porque si no no se explica. En la película se justifica esa decisión
aludiendo al carácter irreal del Nexus, a que las cosas allí no importan de veras
porque no son reales. Es mucho mejor largarse a pararle los pies a un terrible
villano (por cierto, otro científico loco) dispuesto a cometer un terrible
genocidio con tal de volver al Nexus... Vaya que, parafraseando el dicho:
"El Nexus no produce la felicidad, pero nos ofrece algo tan extraordinariamente
similar a ella que se necesita todo un verdadero experto para diferenciarlas".
¿Philip K. Dick?
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Primer Contacto |
Tal vez la película de Star Trek que mejor ha tratado el tema
sea Star Trek VIII: Primer contacto (First Contact, 1996), en que los Borg,
el más temido enemigo de la Federación, ataca la Tierra y, al fracasar en su propósito
de conquista, se trasladan al pasado para impedir el Primer Contacto de la Humanidad
con civilizaciones más avanzadas, cosa que se supone que fue el hecho más importante
de la especie y que impide un futuro en que los humanos sean una amenaza.
Se trata de una película notable, en que se tratan temas de
gran trascendencia: los héroes y cómo la historia los distorsiona, la tentación,
la búsqueda obstinada de un objetivo a costa de lo que sea, la venganza, la amistad,
la lucha interior... No es la típica película con efectos especiales, ya que aunque
abundan, se utilizan sólo donde se requieren: en la batalla inicial, en la
caracterización de los Borg, etc. El capitán Pickard se ve en una tesitura muy
similar a la de Acab persiguiendo a su ballena blanca y Patrick Stewart demuestra
sus dotes interpretativas. No olvidemos que era un actor Shakespeariano más que
notable antes de lanzarse a la aventura cinematográfica.
Por lo que a las series de Star Trek se refiere, destacaría
dos episodios especialmente interesantes. Uno de la serie original (de Spock y
Kirk), The City on the Edge of Forever, protagonizado por Joan Collins,
especula acerca de qué hubiese sucedido si los Estados Unidos hubiesen decidido
quedarse al margen de la II Guerra Mundial y no hubiesen intervenido en Europa.
La tesis sostenida por Roddenberry, quien no era precisamente un belicista, es
la de que a veces, en determinadas situaciones de la Historia, hay que intervenir,
aun cuando ello represente la guerra. Esas tesis y las contrarias son por todos
conocidas, pero no olvidemos que hasta hace pocas décadas, Estados Unidos mantuvo
una política aislacionista en los asuntos internacionales.
El otro, de La Nueva Generación, es La flecha del tiempo
(Time's Arrow), un clásico bucle temporal en que se
confunden causa y efecto y que sirve para explicar el origen de las relaciones de
algunos de los protagonistas de la serie o para mostrarnos a escritores como Mark
Twain o Jack London. En este doble capítulo la tripulación de la Enterprise es
llamada a la Tierra porque en unas excavaciones arqueológicas del San Francisco
del siglo XIX ha sido hallada la cabeza del androide Data, uno de los protagonistas.
Naturalmente Data está vivo en el presente y la historia conduce inevitablemente a
un extraño bucle temporal capaz de hacerle saltar la cabeza a cualquiera, con
extraterrestres malvados incluidos y unas cuantas notas humorísticas entrañables,
como cuando la tripulación se hace pasar por una compañía teatral sin un duro que
trata de engañar a su casera con el alquiler del piso (¡!). Ya se sabe que en el
siglo XXIV no usan dinero, pero...
Por supuesto hay muchos más, aunque la lista sería muy larga.
Por su originalidad, podemos citar también Causa y efecto (Cause and Effect),
sobre un bucle de causalidad en el que queda atrapada la Enterprise y
otra nave de la Federación y que sólo logra romperse tras multitud de ciclos completos
que concluyen, inexorablemente, con la destrucción de las naves. Tal vez lo mejor
del capítulo sea la manera diferente en que se experimenta cada ciclo, sin que llegue
a ser aburrido, y cómo se va generando un ambiente cargado y de suspense a pesar de
que conocemos al detalle todos los sucesos de cada bucle. O el episodio
Timescape, en que un curioso fenómeno cuántico a bordo de una nave romulana
ha producido desgarros en el "continuo" espacio-temporal, generando una especie de
"bolsas" en cada una de las cuales el tiempo se experimenta a una velocidad diferente
del resto.
Cómo viajar en el tiempo sin morir en el intento
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El Enano Rojo |
Este podría ser un título alternativo para la conocida
serie británica humorística El Enano Rojo (The Red Dwarf, 1992), una
parodia de la ciencia ficción, corrosiva y ácida donde las haya. El argumento
central de la serie es un peculiar viaje en el tiempo. La tripulación de la nave
Enano Rojo resulta destruida por un accidente nuclear abordo. El único
superviviente es un inútil redomado que estaba en suspensión temporal y que es
devuelto al presente al cabo de unos cuantos millones de años, cuando la radiación
ha descendido a niveles tolerables. Pero no está sólo. Le acompañan un holograma
de su compañero muerto, un tipo insoportable hasta lo inenarrable, egocéntrico
y tocanarices, y un gato con forma humana, descendiente remoto evolucionado de
la gata del protagonista. Como buen "gato", no trabaja ni que lo maten, es
vanidoso, narcisista y cínico. Ah, sí, y el ordenador de la nave con un sentido
del humor de lo más peculiar, parodia del HAL9000 de Arthur C. Clarke.
A parte de su curioso planteamiento, algunos episodios
incluyen viajes temporales más "normales", aunque claro, nada es normal en
esa nave. Así, en uno de ellos (Stasis Leak), conviven personajes del
pasado, presente y futuro (si eso significa algo) embrollándolo todo. En otro
(Backwards), viajan a la Tierra de una realidad paralela en la que el
tiempo fluye hacia atrás.
Aunque, posiblemente, uno de los momentos más delirantes
sea el episodio Timeslides, en que un curioso producto químico permite
revelar las fotografías de manera que adquieran vida y transportarse a su
interior. Naturalmente, una de las cosas que se les ocurre explorar es el
atentado fallido a Adolf Hitler. Desde luego, dicho acontecimiento es el período
de la historia al que uno se iría de vacaciones con unas bermudas y una toalla
a hacer de turista temporal, ¿no? Acto seguido, los protagonistas de El Enano
Rojo intentan cambiar su pasado, sin mucho éxito, ya que el Universo es
sabio y restablece el statu quo de manera inmediata.
Conclusión
El viaje en el tiempo ha sido en el cine y en la televisión
un tema fecundo, ya sea porque permite planteamientos fascinantes, ya sea porque
admite la inclusión de sofisticados y carísimos efectos especiales, que parecen
ser la delicia de todo el mundo, sobre todo de quienes se dedican a producirlos.
No podemos finalizar sin hacer una particular lista a los
Reyes Magos de los relatos y libros que nos gustaría ver llevados a la pantalla
grande. Esta es nuestra propuesta:
- La patrulla del tiempo (Poul Anderson), protagonizada por Russell
Crowe en el papel de Manse Everard, por su gran capacidad expresiva y su experiencia
en épocas antiguas.
- El fin de la Eternidad (Isaac Asimov). Viendo la incapacidad de
Hollywood para captar la filosofía y el espíritu subyacente de las obras del Buen
Doctor, proponemos a Sylvester Stallone y a Julia Roberts. Estamos convencidos de
que formarían una increíble pareja cinematográfica. Nos morimos de ganas por verlo.
- La compañía del tiempo (Kage Baker). Comedia de costumbres inglesa, con
algún toque pantagruélico y quema inquisitorial incluida. Apta para todos los
públicos. Proponemos a Kate Blanchett y a Ben Affleck. La propia Blanchett podría
hacer también de reina Elisabeth, en un simpático guiño endogámico de esos que tanto
gustan hoy día.
- Cronopaisaje (Gregory Benford). ¿Quién mejor que Pedro Almodóvar para
captar todos los sutiles matices de esa maravilla literaria del siglo, amena y entrenida
como pocas? Además, seguro que se le ocurrían un montón de maneras para que el pobre
científico obtuviese vías adicionales de financiación para sus experimentos, por raras
que fuesen.
- Las cien vidas de Lazarus Long (Robert Heinlein). Creemos que quien mejor
representaría el espíritu heinleniano de esta novela es el actual gobernador de
California, Arnold Schwarzenegger, quien -no perdamos la esperanza- tarde o temprano
dejará de martirizar a los pobres californianos y volverá al cine (para martirizarnos
a todos). Dada su ideología, un viaje por el tiempo para acabar siendo su propio padre
no estaría nada mal. No es muy probable que fuese capaz de seguir los giros
heinlenianos del argumento, así que no hay miedo a que se oponga al papel por
cuestiones morales.
Esperamos sinceramente que algún director de cine haga realidad
nuestros sueños, aunque teniendo en cuenta que la realidad siempre supera a la ficción,
cosas más raras se han visto (como que el director de Tu madre se ha comido a mi
perro haya dirigido la serie de películas más espectacular de todos los tiempos),
no perdemos la esperanza. Más ahora que Hollywood se ha puesto a exprimir el rico filón
del fantástico para poder enchufarnos efectos especiales, como maíz a los patos, y
obtener así el tan codiciado pâté d'espectateur.
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